- La Vieja Guardia

Cinco factores que explican la popularidad de AMLO, según un análisis de Integralia

Fecha: 10 mar 2019

La popularidad del presidente de la República oscila entre 67% y 85% y muestra una tendencia estable o al alza, algo inusual para un mandatario durante sus primeros 100 días de gobierno, cita un análisis de Integralia, empresa de consultoría en riesgo político, conflictividad social y planeación estratégica.

Vicente Fox, Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto vieron caer su popularidad durante los primeros tres meses de sus gobiernos, recuerda el estudio de esta consultora, que añade lo siguiente en su análisis:

Cinco factores explican la alta aprobación de AMLO: i) un estilo cercano de gobernar; ii) la expectativa de mejora que sigue al hartazgo de los gobiernos anteriores; iii) un gobierno de “acciones rápidas” (aunque con poca planeación y problemas en su implementación); iv) una estrategia de comunicación que utiliza un lenguaje común y cercano; y v) el planteamiento constante de una lucha del bien contra el mal (donde el mal es el neoliberalismo y el bien es la Cuarta Transformación).

Respecto a lo primero, el presidente ha tomado decisiones políticamente rentables – como eliminar la pensión de los expresidentes, abrir Los Pinos a la ciudadanía, deshacerse del avión presidencial, etc.– así como encontrarse con los mexicanos cara a cara. Asimismo, su agenda 24/7 es percibida como un fuerte compromiso con sus gobernados.

Segundo, el nuevo gobierno ha despertado grandes expectativas de mejora entre la población. A pesar de datos económicos desalentadores, las encuestas muestran que los mexicanos se sienten más seguros y consideran que la economía está mejorando. La esperanza parece más poderosa que las cifras.

Por otra parte, el presidente ha buscado cumplir algunas promesas de campaña con la mayor rapidez posible y ha tomado acciones controvertidas que han abonado a su popularidad, como el combate al robo de combustibles. Este tipo de decisiones crean la imagen de un presidente de acción que busca cumplir sus compromisos y combatir la corrupción.

En lo que respecta a la estrategia de comunicación, el presidente ofrece una conferencia diaria que proyecta a un presidente que habla de frente y está al tanto de la realidad del país. Dichas conferencias “mañaneras” le permiten al presidente mantener el control de la agenda nacional y defender sus decisiones sin intermediarios.

Finalmente, López Obrador ha continuado desde la campaña con un discurso maniqueo de buenos contra malos, liberales contra conservadores e impolutos contra corruptos. Este discurso sigue haciendo eco en una sociedad descontenta con los privilegios de “los de arriba” y la corrupción de anteriores administraciones.

¿Quiénes apoyan a AMLO?

Contrario a lo que frecuentemente señalan sus críticos, el principal apoyo del presidente no se encuentra entre los jóvenes de bajos ingresos del sur del país, sino en mujeres de nivel socioeconómico medio y alto del centro y norte de México. Se trata de un grupo poblacional que tradicionalmente había sido poco afín a AMLO y que podría explicar en buena medida por qué su popularidad ha crecido.1

¿Qué podemos esperar en los próximos años?

Si bien la economía muestra claros signos de desaceleración y la seguridad pública sigue deteriorándose, es probable que la puesta en marcha de programas sociales insignia genere un ánimo social muy positivo hacia el titular del Ejecutivo Federal.

Los datos históricos muestran que la popularidad de Carlos Salinas (1988-1994) y Ernesto Zedillo (1994-2000) incrementó de manera importante entre el principio y el final del sexenio; Vicente Fox (2000-2006) y Felipe Calderón (2006-2012), por su parte (aún en entorno de bajo crecimiento económico), mantuvieron niveles de aprobación relativamente constantes, mientras que Peña Nieto (2012-2018) experimentó una caída estrepitosa hacia el tercer año de su gobierno. Finalmente, cabe destacar que como jefe de gobierno del entonces Distrito Federal, AMLO experimentó un crecimiento de su popularidad entre 2000 y 2003 (alcanzando niveles superiores a 80% a mitad de su mandato), lo que le permitió ganar con facilidad las elecciones intermedias en la Ciudad de México. La popularidad de López Obrador se consolidó en los siguientes dos años, alcanzando 84% en abril de 2005 y concluyó en julio de 2005 con 76%.

Es probable que la popularidad del presidente se mantenga elevada por un largo tiempo, e incluso, que logre consolidar dicha fuerza hasta la elección intermedia, cuando Morena podría lograr un triunfo avasallador. Esto fortalecería la centralización del poder en el país. Tres factores podrían romper esa tendencia: escándalos de corrupción de integrantes de Morena o del entorno presidencial, continuación de la crisis de inseguridad sin mejoría visible, y una crisis económica.