- La Vieja Guardia

La fuente periodística de presidencia también pierde privilegios. En el Hércules no hay baños, apenas paracaídas

Fecha: 20 feb 2019

Saltillo, Coahuila, febrero de 2019 (SinEmbargo).– Durante décadas, los periodistas que cubrían la fuente de Los Pinos eran los privilegiados. Eran los que viajaban con el Presidente por todo el mundo, con gastos cubiertos por el Gobierno. Llevaban consigo la memoria del sexenio y muchos de ellos eran cronistas, siempre al servicio del Estado mexicano. Muchos publicaban libros de andanzas donde destacaba su cercanía con el poder, su vínculo estrecho con el mandatario en turno.

Y eran, casi siempre, los que llevaban “la cuenta” de presidencia, es decir, facturaban para sus medios la “famosa” Publicidad Oficial, casi siempre con comisión. Se volvían ricos y tenían poder. Hablaban al tú por tú con secretarios de Estado y eran depositarios de las exclusivas: las entrevistas que daba el Presidente en los Informes de Gobierno, las filtraciones que adelantaban acciones o eventos. Casi nunca cuestionaban al poder porque eran parte del poder: comían con políticos encumbrados, hablaban con ellos de las intrigas de palacio.

Muchas de esas formas terminaron en el año 2000, con la llegada de Vicente Fox Quesada al poder. Pero aún así, hasta con Felipe Calderón Hinojosa y por supuesto con Enrique Peña Nieto, esos periodistas formaron parte de un grupo selecto, bien seleccionado por los medios para servir de enlaces o para endurecerles en rostro, según las líneas editoriales.

Desde el 1 de diciembre de 2018, las cosas son distintas. Algunos reporteros buscan comprar un boleto en el vuelo del Presidente cuando sale de gira. Eso si hay suerte y presupuesto. Otros, que incluso no eran invitados a las giras de anteriores presidentes, tienen la oportunidad de asistir: a veces hay camiones y otras veces se puede viajar en los aviones del Ejército.

Este martes, a bordo de un avión Hércules, más de la mitad de la fuente presidencial llegó a Saltillo, Coahuila. En el Hércules no hay asientos y los jefes de vuelo anunciaron que “si alguien quería”, había cinco paracaídas disponibles.

Y que si alguien necesitaba un sanitario, que había uno de emergencias y también “bolsas”.

La fuente presidencial abordó el avión luego de firmar una carta en la que cada uno se hacía responsable de tomar ese vuelo.

Aún así, los camiones de la prensa también resienten un enojo contra el Presidente que empieza a asomarse. Al llegar al 69 Batallón de Infantería, cerca de 300 personas se apostaron en la entrada con diferentes consignas. Gritaron a los reporteros que se bajaran del camión, que caminaran y el tradicional “prensa vendida”.

Y es que hasta en las manifestaciones la forma también es otra. Así como el reportero de la fuente presidencial ya no es el que goza de todo lujo, la gente ya no tiene un cerco formado por el Estado Mayor Presidencial que lo pone a metros de distancia del Jefe Máximo.

La mínima seguridad de López Obrador lo obligó a escuchar un fuerte: “En dónde está, en dónde está el Presidente que nos iba a apoyar”.

A esas aproximadamente 300 personas, las juntaron tres temas distintos: “No al basurero tóxico”, “No al acero chino: los trabajadores de la industria acerera pedimos su apoyo”, “No más acero asiático” y “Sí a las estancias infantiles: AMLO, danos tu voto de confianza”.

Una cartulina decía: “La última palabra la tienes tú”, sin especificar a qué tema se refería.

A 81 días de iniciada la gestión de Andrés Manuel López Obrador, la población puede notar fácilmente que muchas cosas han cambiado, pero también los grupos afectados por las políticas del nuevo Gobierno verán que la protesta puede ser ahora más directa. De los efectos de ambas cosas en el futuro, poco se sabe.

A las 19 horas, al término del evento, en dónde fue la manifestación, quedó basura y cartulinas que se alzaron un par de horas antes.