- La Vieja Guardia

Se viste Cecilio de héroe para América

Fecha: 06 ago 2017

De los Pumas, sí se burlan.

En la semana, los auriazules advirtieron que nadie se burlaba de ellos, enardecidos por la polémica con Gastón Silva; claro, ignoraban la sorpresa de Cecilio Domínguez.

Pumas tenía que morir a lo "Panenka". El América así decidió liquidarlo. Silvio Romero cargó con la vergüenza al fallar un penal con ese estilo.

El Estadio Azteca lo crucificó, hasta que Cecilio marcó el gol del triunfo, el 2-1, con la misma medicina.

Desde los once pasos y con pura picardía, el paraguayo reivindicó a su compañero. Le ahorró los dardos. Le dio a Miguel Herrera su séptima victoria en siete duelos ante los auriazules. Eliminó los motivos para que el Coloso fuera una sucursal de CU.

Media plantilla se desmarcó de la celebración con Cecilio y corrió hacia la banca, alentada por el "Piojo", en un acto emotivo con dedicatoria para Silvio, quien expió sus culpas a través del "10", con quien posteriormente habría de darse un efusivo abrazo.

En los instantes previos a ese penal que Darwin Quintero se aferraba a cobrar, tal y como lo quiso hacer en el primer tiempo provocando una discusión con sus compañeros, el "Piojo" llamó a Edson Álvarez y le exigió que cobrara Cecilio.

Tras anotar, el paraguayo vio retadoramente al portero Alfredo Saldívar. En la última jugada del primer tiempo, tanto el guardameta como David Cabrera y Abraham González le dijeron de todo a Romero, molestos porque consideraron una falta de respeto el intento a lo "Panenka"; ahí mermaron la moral del argentino, ésa que después el resto del inmueble (42 mil espectadores) se encargaría de destrozar cuando el futbolista fue sustituido al 67'.

Antes del penal provocado por Nicolás Castillo por obstruir con la mano el paso del balón, el trámite del partido había estado parejo.

Oribe Peralta anotó al 20', una auténtica partitura por la velocidad en la recepción de la pelota y en el disparo, pero Castillo emparejó al 33' al culminar una jugada en la que hizo todo bien, contrario a su compañero Mauro Formica, quien hizo todo mal, un pase corto y un disparo tan desviado que terminó por convertirse en un centro.

El América eligió a un héroe tras el silbatazo final. El "Piojo" abrazó a Silvio y lo secundaron todos los futbolistas. Más allá de los tres puntos y el orgullo, las Águilas ganaron mucho espíritu de equipo: ése fue el saldo de su Clásico.

Fuente: Reforma.