La doctora Esther Quintero, coordinadora de especies prioritarias de CONABIO, dice que el listado debería realizarse cada tres años para tener la más reciente información sobre el estado de conservación de las especies y mantener acciones basadas en evidencias, pero los procesos han resultado más lentos. Los trabajos de la reciente actualización iniciaron en 2014 y recién se publicó el anexo con 84 especies incluidas. Subraya la presencia de ocho especies de pastos marinos, poblaciones esenciales para el ecosistema marino y costero. “Son muy importantes, son lugares donde las especies comerciales pasan la primera parte de su vida y además son clave frente al cambio climático porque los pastos marinos junto con los manglares guardan mucho carbono y evitan que se vaya a la atmósfera y se siga calentando el planeta”. También se incluyen especies marinas que son muy importantes para la salud de los corales, como los peces loro.
Además destaca la inclusión de 13 especies de dalbergias, donde se extraen las maderas llamadas marimbas, utilizadas para este instrumento musical. Se protegen justo en un momento de mucha demanda y tráfico ilegal a Asia. También por primera vez entran en el listado algodones silvestres con un importante reservorio de genes.
Quintero agrega que se necesita trabajar más con comunidades locales para que se involucren en la conservación de las nuevas especies que aparecen en el listado. Por su parte, Ceballos señala que precisamente se necesita una política ambiental más estructurada que compagine la conservación con el desarrollo. Finalmente, la bióloga Sandra Petrone, oficial de conservación en WWF-México, señala que la conservación enfrenta grandes retos no sólo en México, sino a nivel mundial por la pérdida de hábitat y explotación de recursos, pero 2020 será crucial, pues termina el marco vigente 2011-2020 y se tendrán que replantear estrategias sin olvidar que no se protege a las especies por carismáticas, sino porque son el futuro de la humanidad.