- La Vieja Guardia
Levantarse todos los días a las 5:30 de la mañana, para una jornada de más de 17 horas de actividades; mantener una intensa comunicación con obispos, sacerdotes y seminaristas de todo el mundo, comer comida italiana y estar activo constantemente en las redes sociales, es parte de los cambios que ha tenido en su vida el Arzobispo Jorge Carlos Patrón Wong, a raíz de su nombramiento en el Vaticano como Secretario para los Seminarios de la Sagrada Congregación para el Clero.
Hombre cercano al Papa Francisco, la principal responsabilidad del prelado yucateco es velar por la formación de los nuevos sacerdotes que tendrán la tarea de guiar espiritualmente a 1,229 millones de católicos que hay en el mundo, según datos del Anuario Pontificio 2013.
El 21 de este mes, Monseñor Patrón Wong cumplirá un año de haber llegado a la Santa Sede, a 25 años de que fue ordenado sacerdote en Yucatán y a tres de ser designado Obispo coadjutor de Papantla.
De visita en Mérida hace unos días, el padre Jorge Carlos, como le siguen llamando en su tierra, hizo una pausa en su agenda llena de actividades religiosas, familiares y sociales para conceder una entrevista a La Vieja Guardia, en la que habló de varios temas, a excepción de uno: la sucesión en la Arquidiócesis de Yucatán, un tema que comienza a causar expectación.
La charla fue en un banca de cemento de la capilla de San Jorge, del fraccionamiento Villas del Sol, previa a una misa vespertina que concelebró con los sacerdotes Jorge Martínez Ruz y Óscar Centeno Ek. Su presencia causó revuelo, como ocurre donde se presenta y, no obstante de su alto rango en la Santa Sede, sigue siendo atento, sencillo, amable y accesible.
-¿Cómo cambió la vida de monseñor Patrón Wong al llegar al Vaticano?.
-Cuando era obispo de la Diócesis de Papantla tenía que viajar tres o cuatro horas en carretera todos los días para estar en cuando menos dos o tres comunidades; decía que en los cuatro años que trabajé como obispo en Veracruz y en Puebla recorrí más kilómetros en carretera que en mis 50 años en Yucatán.
Hoy mi vida comienza muy temprano, a las 5:30 de la mañana - el Papa se levanta a las cuatro y media-, hacemos oración, luego el desayuno y a las 7:30 horas, la Eucaristía.
De 8 de la mañana a dos de la tarde recibo a obispos de todo el mundo, que llegan a tratar todo lo que se refiere a la formación en los Seminarios. Luego viene la comida.
Más tarde, de 4 a 7, hay otras reuniones con obispos, ya que establecemos una comunicación directa con todos para unificar criterios y principios de formación de los sacerdotes, pero de acuerdo con las reglas de cada país y definimos lineamientos generales en función de lo que requiere cada nación o región de los cinco continentes.
En las noches entro en contacto con los seminaristas y sacerdotes de 70 colegios e instituciones nacionales que están en Roma. Hay cursos de formación y cuando menos una vez al mes tenemos la visita de los rectores. Este es un trabajo de todo el día y tengo contacto con una cantidad enorme de obispos, sacerdotes y seminaristas de todo el mundo.
-Tiene una agenda muy ocupada. ¿Cómo le hace para estar activo en las redes sociales?
-Toda la parte nocturna la aprovecho para estar en contacto con las personas de manera real o virtual. Cuando van los yucatecos los atiendo en las noches, mis contactos con los seminarista y sacerdotes todo es informal y humano, directo.
En Facebook tengo unos 27 mil seguidores, en Twitter más de 8,700 y también manejo Instagram. No me comparo con otros obispos o sacerdotes que están en redes sociales, pero lo que sí sé es que eso me mantiene en comunicación con los jóvenes, las familias y personas que me ha tocado conocer en todo México y ahora en todas partes del mundo.
Eso es maravilloso porque ahora la comunicación virtual apoya la comunicación real.
-¿Es cierto que ha aumentado la afluencia de yucatecos desde que está en el Vaticano?.
-(Sonríe) Me da mucho gusto que todos los yucatecos que van a Roma tengan un momento especial en su encuentro con un amigo, el Arzobispo Jorge Carlos, un yucateco hermano.
Para mi es una gracia enorme poder compartirles como hermano, amigo y Arzobispo la vivencia de fe y alegría de la Iglesia que se vive en el Vaticano.
-¿De qué habla con el Papa Francisco?.
-Conversamos de la vida de la Iglesia, de la vida del Seminario, de las vocaciones. El Papa es un hombre lleno de fe y de amor.
Un hombre que es misión, todo lo que haga, lo que hace, lo que piensa, lo que reza las 24 horas, es la misión que Dios le dio de ser guía de la Iglesia Católica en el mundo.
-¿Ha cambiado su visión sobre Yucatán?.
-Amo cada vez más a mi tierra, le agradezco cómo me formó como ser humano, cómo me transformó en un buen cristiano y cómo me transformó en el servicio como sacerdote. Estoy profundamente agradecido con Yucatán.
Cuando llego me siento en casa, porque todo Yucatán ha sido mi hogar y, aunque las agendas siempre se llenan porque la gente siempre se entera, por lo que hay muchas actividades y contactos personales, todo eso no es trabajo sino se hace con el gusto de compartir con los amigos y las familias.
Es muy bello que cuando llego de vacaciones, entre comillas, la gente llene la agenda, no se hace por obligación sino por gusto, por amistad, por cariño, por amor y por ser parte de la familia.
-¿Además de usted, hay más yucatecos en el Vaticano?
-Tenemos al padre Luis Tut, que trabaja en el Congregación de Obispos, y también a sacerdotes y seminaristas que estudian en Roma. Cada 15 días tengo encuentro con los seminaristas y cada mes con los sacerdotes.
-¿Qué come monseñor Patrón Wong?, ¿come comida Yucateca en el Vaticano?.
-Normalmente como lo que se come en la casa de Santa Marta, comida italiana, platillos sencillos.
Pero, a veces nos llega comida yucateca y lo compartimos con los seminaristas y padres de Yucatán. A veces los seminaristas yucatecos lo preparan y en ocasiones nos llega comida de otras partes de México y lo comemos juntos.
-Monseñor un evento que está por ocurrir en Yucatán en los próximos meses es el posible relevo del Arzobispo de Yucatán, Emilio Carlos Berlié Belaunzarán. ¿Cuál es el proceso que se sigue para hacer el cambio?, ¿qué nos puede platicar al respecto?.
-Qué hable el señor Arzobispo (sonríe), el tema es de él, de don Emilio, no de un Arzobispo que trabaja en el Vaticano.
A pesar de la insistencia sobre el tema, Monseñor Patrón Wong únicamente sonríe y recalca que es un asunto del que no le corresponde hablar.
El tema de la sucesión, por la eventual jubilación del Arzobispo Berlié Belauzarán, que ocurriría antes de fin de año, irremediablemente hace voltear la mirada hacia el alto funcionario del Vaticano, el yucateco más cercano al Papa, aunque se considera que Monseñor Patrón Wong difícilmente dejaría ese cargo para venir a la Arquidiócesis de Yucatán.
-Finalmente, ¿qué le gustaría decirle a los yucatecos?.
-Les agradezco su gratitud, su cariño y su oración, los siento como una gran porra humana y espiritual que siempre me ha apoyado y querido, han hecho de mí aquel ser humano, aquel cristiano que es sacerdote y al actual Arzobispo que desea servir a la Iglesia.
Esa tarde, Monseñor Patrón Wong dio muestra patente de su gran carisma, al recibir saludos, abrazos y aplausos de los feligreses de esa zona del norte de la ciudad. Lo mismo ocurrió en otras parroquias en las que estuvo en estas breves vacaciones en Yucatán. (LVG)