- La Vieja Guardia
Quienes los estudian los llaman los “jardineros de los arrecifes”, porque gracias a ellos se puede disminuir la presencia de macroalgas en estos ecosistemas. También se les debe agradecer su contribución a la producción de la arena que tapiza las playas del caribe. Se trata de los peces loro —entre ellos la especie Scarus guacamaia—, llamativos por sus colores y la peculiar forma de su mandíbula. En las últimas dos décadas, su número ha disminuido por la degradación de su hábitat y por la pesca.
Para tratar de detener la baja de su población y los impactos que eso podría ocasionar a ecosistemas como los arrecifes, 10 especies de pez loro del Caribe ingresaron a la Norma Oficial Mexicana NOM-059, la lista nacional de especies que se encuentran en alguna categoría de riesgo.
Peces al servicio del arrecife
Desde hace 10 años se buscó que México contara con herramientas legales para la protección de las diferentes especies de pez loro, recuerda Mélina Soto, coordinadora de Healthy Reefs, organización no gubernamental enfocada en la conservación del Sistema Arrecifal Mesoamericano. Países como Honduras, Guatemala y Belice, que también albergan parte de los arrecifes mesoamericanos, ya protegían a estas especies, pero en México no existían herramientas para su conservación. “Los peces loro aún no están en una situación de extinción pero su número es cada vez menor”, resalta Soto. Y una de las causas, además de la pérdida de suhábitat, es el aumento de su pesca.
Estos peces son llamados los “jardineros de los arrecifes” porque se alimentan de las macroalgas que crecen entre las rocas y los corales. Además, sus heces contribuyen a la formación de las playas en la región. Un pez adulto puede llegar a producir entre 20 y 40 kilos de arena en un año. La disminución de las poblaciones de peces loros ya comenzó a tener impactos en el Caribe mexicano. En la última década han proliferado las macroalgas, la cuales afectan la salud de los corales. Los peces loro, resalta Soto, brindan “un servicio ecosistémico, son aliados muy importantes para la conservación de los arrecifes”. Al proteger a estas especies también se ayuda al ecosistema.
Corales estresados
“Cuando el sargazo se descompone, se produce la llamada `marea marrón´, aportando una enorme cantidad de nutrientes al agua marina y provocando una gran pérdida de oxígeno en el agua, propiciando condiciones óptimas para la proliferación de patógenos. Si a eso le sumamos la contaminación crónica del mar —producida por las aguas residuales, los lixiviados de los basureros al subsuelo, bloqueadores solares, pesticidas y fertilizantes— y encima los efectos del calentamiento global, lo que tenemos es una situación de estrés extremo para los corales, por lo cual están muriendo rápida y masivamente”, explica Figueroa.
Especialistas que estudian la vida marina del arrecife mesoamericano se preguntan cómo detener la enfermedad que está matando a los corales. Hasta ahora la respuesta que encuentran es el “cerrar la fuente” de contaminación: “Hay que sanear las aguas —dice Figueroa, del Centro Ecológico Akumal— tener normas oficiales más duras respecto a los contenidos de bacterias, nutrientes y cualquier tipo de contaminante que eventualmente ingresará al mar”.
En riesgo por la pesca incidental
A finales de 2018, por ejemplo, ya se había anunciado que se incluirían a las diez especies de pez loro, pero fue hasta el 28 de octubre de 2019 que en el Diario Oficial de la Federación se publicaron los comentarios y respuestas del grupo de trabajo encargado sobre el tema, un paso necesario par poder actualizar la NOM-059, lo cual sucedió este 14 de noviembre.
Con la publicación de la nueva NOM-059 ya es oficial la protección a las especies cuya inclusión recién se aprobó, entre ellas seis mobulas, que incluyen a la mantarraya gigante (Mobula birostris). De las mantas hay mucho más preguntas que respuestas. Se sabe que tienen el cerebro más grade de todos los peces, que son curiosas, que se alimentan de plancton, que habitan en zonas alejadas de las costas y que su reproducción es muy baja. Las hembras ingresan a su edad reproductiva hasta los 15 años y los machos, a los diez; pueden llegar a tener una cría cada cinco años. Las especies más pequeñas, conocidas como rayas, pueden reunirse en grupos de decenas de individuos.
En varias regiones del mundo, entre ellas México, se desarrollan proyectos de investigación para conocer más sobre sus hábitats, sus rutas migratorias y cómo las está afectando la contaminación de los mares. En la zona del Caribe mexicano, la organización que dirige Karen Fuentes forma parte del Proyecto Manta Trust, iniciativa que investiga a estas especies, impulsa leyes para su protección y trabaja en comunidades pesqueras para desarrollar con los pobladores planes de conservación y manejo de las mantas.
Desde 2013, Mantas México Caribe ha registrado con foto identificación a 450 individuos de manta birostris. “El que se incluya a estas especies en la NOM-059 es una oportunidad para hacer conciencia sobre la conservación de los mares mexicanos, sobre la contaminación, la sobrepesca y la pesca incidental”, resalta Fuentes y menciona que, cada año, cerca de 14 mil mobúlidos mueren por captura incidental en la pesca de atún.
Los grandes ausentes en esta nueva lista —destaca José Luis Funes, especialista en vida silvestre y derecho ambiental— son los tiburones. Investigadores mexicanos y organizaciones dedicadas a la conservación de estas especies propusieron que entraran a la lista el gran tiburón martillo (Sphyrna mokarran), el tiburón martillo baya (Sphyrna zygaena) y el tiburón martillo común (Sphyrna lewini). Ninguno de los tres se incluyó. “Sus poblaciones están disminuyendo en forma drástica.
A los tiburones se les sigue evaluando solo desde un punto de vista de aprovechamiento de pesca y no ambiental”, destaca Funes. Para este especialista, México tendría que agilizar los procesos de inclusión de especies en la NOM-059, además de contar con mecanismos que permitan vincular en forma más expedita los acuerdos y convenciones internacionales con la legislación mexicana.
* Pez loro guacamaya o arcoíris (Scarus guacamaia)
* Pez loro cola roja (Sparisoma chrysopterum)
* Pez loro medianoche (Scarus coelestinus)
* Pez loro azul (Scarus coeruleus)
* Pez loro rayado (Scarus iseri)
* Pez loro cola amarilla (Sparisoma rubripinne)
* Pez loro princesa (Scarus taeniopterus)
* Pez loro reina (Scarus vetula)
* Pez loro semáforo (Sparisoma viride)
* Pez loro banda roja (Sparisoma aurofrenatum)
* Mantarraya gigante (Mobula birostris)
* Raya diablo del Atlántico (Mobula hypostoma)
* Raya diablo de aguijón, raya diablo gigante (Mobula mobular)
* Raya diablo pigmea (Mobula munkiana)
* Raya diablo chilena (Mobula tarapacana)
* Raya diablo de aleta curva (Mobula thurstoni)
Especie Amenazada:
* Coral de estrellas rocoso o masivo (Orbicella annularis)
* Coral estrella montaña o masivo (Orbicella faveolata)
* Coral (Pocillopora inflata)
En Peligro de extinción:
* Coral (Porites sverdrupi)
Fuente: Tangible