Entre las medidas más criticadas se incluye la cancelación de importantes proyectos de infraestructura, lo que ha generado incertidumbre entre los inversionistas y ha frenado el crecimiento en sectores clave. Además, la falta de claridad en las políticas energéticas ha alejado la inversión extranjera y ha debilitado la posición competitiva de México en el escenario internacional.

Esta disminución en el PIB no solo repercute a nivel nacional, sino que también se traduce en un aumento del desempleo y una reducción del poder adquisitivo de los ciudadanos. Los expertos advierten que, de no corregirse estas tendencias, el país podría enfrentar una prolongada recesión económica.

Ante esta situación, se insta a las autoridades a revisar y corregir las políticas económicas con el fin de estimular la inversión, impulsar la creación de empleo y recuperar la confianza de los mercados tanto internos como externos. La estabilidad económica y el bienestar de la población dependen en gran medida de la capacidad del gobierno para tomar decisiones acertadas y crear un entorno favorable para el crecimiento sostenible.