- La Vieja Guardia

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Renán Irigoyen Rosado: Mérida, un lienzo en la memoria

Fecha: 29 mar 2018

Texto leído por la L.C.C. María Teresa Mézquita Méndez con motivo de la presentación del libro “Mérida, un lienzo en la memoria” de Renán Irigoyen Rosado, primer cronista vitalicio de la ciudad de Mérida, en el marco de la FILEY, el 18 demarzo de 2018.

Muy buenos días, muchas gracias a todos por estar aquí, gracias a la Feria Internacional de la Lectura 2018, a Cepsa por la invitación a celebrar esta presentación, al Instituto de Historia y Museos de Yucatán y al FICMAYA 2017.

1.- YO CONOCÍ A DON RENÁN IRIGOYEN

Antes de concentrarme en la obra que hoy estamos presentando, quisiera compartir con ustedes un recuerdo personal y también, más adelante, subrayar la importancia del trabajo de don Renán Irigoyen en un proyecto que me ha acompañado desde hace más de 25 años.

A partir de 1989 y hasta casi finales de 1996 tuve la oportunidad de trabajar como reportera en la entonces recién inaugurada sección de Imagen de El Diario de Yucatán. Allí recibí un día la comisión de entrevistar al cronista de la ciudad, a don Renán Irigoyen Rosado. Don Renán, educado, atento y generoso, me recibió en su casa, charló conmigo, me mostró su biblioteca. Me sentí maravillada por la enorme cantidad de libros que tenía. Él comentaba que una universidad estadounidense había valuado su biblioteca en una fortuna.

Ante la invitación para la celebración de esta mañana, rescaté una entrevista publicada en enero del año 1992 en la sección Imagen del Diario de Yucatán. Al parecer, por una referencia que se hace en el texto al departamento de prensa de la UADY, no es la que yo le hice y cuya localización es una tarea pendiente para mí. Sin embargo, digamos que los comentarios de don Renán me suenan muy familiares.

En esa entrevista, don Renán recordaba cómo fue designado cronista vitalicio de la ciudad. Cito:

"Cuando era gobernador Loret de Mola y alcalde Efraín Ceballos, yo tenía algunos libros publicados y los clubes Rotarios, Leones y De los 13 me propusieron como cronista de la ciudad de Mérida. En ese entonces, Rafael Loret de Mola era subdirector de Bellas Artes y me pidió mi obra de teatro ‘Xtabay' para presentarla en el acto en el cual se hizo la designación”.

Posteriormente, continúa la nota periodística, al asumir la presidencia municipal el Ing. Federico Granja Ricalde, Irigoyen Rosado tuvo mucho apoyo para la edición de libros e incluso la invitación para asistir a un congreso nacional de cronistas.Cito nuevamente: “Granja Ricalde me pidió que invitara a cronistas de otras partes del país para visitar Yucatán y fue en ese marco que se formó la Asociación Nacional de Cronistas, de la que me hicieron presidente”.

Y si me permiten una licencia sentimental, en estos tiempos en los cuales las relaciones personales son cada vez más complicadas, más egoístas, y en otras sociedades se diluyen por infinidad de razones, resulta conmovedor leer que don Renán afirmó en esa entrevista que (y cito) “…el escritor aseguró que el mayor apoyo durante su vida literaria ha sido su esposa (Gloria Nelda Novelo de Irigoyen), quien desde que eran novios le ayudaba como mecanógrafa e incluso para hacer alguna corrección a los textos”.

Don Renán murió en el año 1994 de manera que me tocó vivir la transición de su período como cronista a la elección del actual consejo, que aún modificado y con uno de los integrantes ya fallecido, permanece hasta la actualidad.

2.- SIEMPRE HA SIDO REFERENCIA Y SU OBRA ES MUY EXTENSA Y DIVERSA

La obra de Renán Irigoyen Rosado es de una gran diversidad, amplia y extensa. Por supuesto que esta mañana no bastaría para hablar sobre él y abordar sus diferentes temas de interés, su enfoque, sus referentes, su legado. Sabemos de sus aartículos y de sus libros, hoy patrimonio de nuestras bibliotecas y algunos todavía en circulación.

3.- ESTE LIBRO ES UNA ANTOLOGÍA DE VARIAS DE SUS PUBLICACIONES Y ESTÁ PRECEDIDO POR TRES TEXTOS:

Los contenidos de “Mérida, un lienzo en la memoria”, antología de sus trabajos más conocidos, son precedidos por tres textos introductorios. En el primero, titulado “Cronista de los atardeceres” y firmado en la primavera de 2017, Jorge Esma Bazán retrata al personaje cuyo trabajo hemos de leer más adelante. Cito (habla don Jorge de don Renán Irigoyen) “…ese conversador histriónico e inagotable. La generosidad con pizcas de ironía. La erudición con su apacible dicción: Sí, de él, sí, de él estoy hablando” .

El segundo texto, de octubre de 2016, es un ensayo un tanto más extenso, obra del escritor Roger Campos Munguía que aborda al personaje y a la obra con erudición y afecto. Comparto con ustedes un par de párrafos que cito de Campos Munguía:

Hay en sus páginas esa responsabilidad y respeto por la belleza y la corrección clásicas con la que se debería de escribir lo valioso del ayer: con claridad de pensamiento, y, sobre todo, con aportaciones ciertas y verificables.

Al contrario de la sequedad estilística y retóricas de otros renombrados investigadores, el historiador Irigoyen Rosado Utiliza un método diferente: pensar la historia, no datificarla[…] lo que en otros “historiadores” es recopilación llana del dato, en Irigoyen Rosado es reflexión y pasión por la historia: dos ingredientes difíciles de combinar y asociar.

Y hablando de ingredientes, Campos Munguía hace también referencia a la vocación e interés de don Renán –quien era un gourmet–, por la gastronomía y particularmente la yucateca. La entrevista a la que hice referencia párrafos arriba era precisamente con motivo de la próxima publicación de su libro de cocina.

El tercer texto introductorio nos invita a un viaje al pasado, a la entrega de la medalla Eligio Ancona a don Renán Irigoyen en septiembre de 1992. Esta sección rescata las palabras del orador invitado a presentar la semblanza de don Renán: nada menos que el poeta Fernando Espejo Méndez. El texto es especialmente afectuoso. Cito a Espejo:

Hoy recibe Renán Irigoyen Rosado el premio que señala el puerto, la cumbre de su propia montaña particular. La cúspide en la carrera de cualquier intelectual yucateco: La Medalla Eligio Ancona.

Muchas veces sucede que cuando uno lee los textos de un amigo parece escuchar su voz. A mí me pasa. Y es que he oído conversar a Renán muchas veces… y es que ese tal vez sea su verdadero oficio. Yo celebro aquí su infinita gracia. No sabes cómo te agradezco la risa, Renán. No en balde, cuando en 1975 fue nombrado cronista vitalicio de la ciudad, la gente, sus amigos, yo mismo, le hicimos otro nombramiento espontáneo, confirmador de lo que digo, avalador de su simpatía. Renán Irigoyan fue nombrado en un motu proprio general y sin ceremonia alguna, el primer bromista de la ciudad”.

El libro que hoy presentamos y celebramos se compone de ocho grandes apartados:

1.- Psicología de una ciudad, 2.- “De la pasada vida de Mérida”, 3.- “Leyendas”, 4.- “De arcos, portadas y campanas”, 5.- “Templos y conventos”, 6.- “Palacios y casonas”, 7.- “Paseo, Teatro y Parque” y finalmente (buen título para el final) 8.- “Sobrevivencia de la Mérida romántica”.

1.- “Psicología de una ciudad” parece aproximarnos a la Mérida que Renán Irigoyen describió y abrigó en sus escritos.

2.- “De la pasada vida de Mérida” nos recuerda los tiempos coloniales, el origen de Tho y los tiempos de Francisco de Montejo. La antigua nomenclatura, la mirada de John Stephens y la demolición de los cerros para aplanar la ciudad, de la mano de los primeros alcaldes, Gaspar Pacheco puntualmente, todavía en el siglo XVI.

De esta sección quisiera destacar un interés personal en el artículo que don Renán titula con una pregunta: “¿Qué soldado de Montejo sugirió el nombre de Mérida a nuestra ciudad”? La publicación original de don Renán, en su tiempo, fue una de las raíces de la curiosidad para una servidora cuando comencé a trabajar en el tema de las Méridas del Mundo. Ningún cronista ha seguido con mayor interés que él esta relación.

Don Renán visitó al cronista emeritense Vicente Navarro del Castillo, en Mérida de España, consultó con él el libro de la Historia de la Ciudad de Mérida de España del siglo XVII de Bernabé Moreno de Vargas y allí encontró el nombre de un hipotético Francisco Moreno de Almaraz “a cuya instancia se fundó la ciudad de Mérida en aquel reino”. Interrogante aún no resuelta porque nuestros historiadores locales no han encontrado documentos que respalden esta teoría, en el archivo de Indias no ha aparecido tampoco. Sin embargo hay pistas muy interesantes que todavía están en el aire. Leamos a don Renán en este tema:

De proporcionarnos la existencia vida suficiente y oportunidad llevaremos a cabo estas indagaciones. Por ahora, presentamos la posibilidad envuelta en signos de interrogación. Si no, algún historiador de las venideras generaciones logrará descifrar la verdad histórica de la duda planteada.

Así, el dato sigue todavía en el aire.

3.- “Leyendas”.- Reúne relatos del pasado que son probablemente históricos aunque alimentados con la imaginación y la fantasía popular. Son todos muy conocidos: “La cruz del obispo”, “La cruz del atrio”, “El fantasma del matadero viejo”, La esquina “de los dos Camellos”, “del Loro”, “del Degollado y la Veleta” irremediablemente unidas, “La casa del diezmo”, la casa de La Vieja y el que llama “La saga del origen de El Panucho” (que por cierto está relacionado con la famosa esquina de “La flor de mayo”).

4.- “De arcos, portadas y campanas”, sobre los arcos coloniales de San Juan, del Puente y de Dragones, los pórticos coloniales de Mérida, el del Seminario Conciliar de San Ildefonso en primer lugar, el que todavía era en su tiempo de la Panadería “El Centenario”, el pórtico de la Casa de la Condesa, el pórtico blasón de los Cárdenas, El que perteneció al Café La Balsa, el del Café “La sin Rival”, el “que está cerca de La Sin Rival”, el “del Matadero Viejo” y El “del Gallito”. Este apartado concluye con un artículo un poco más extenso sobre las Campanas Catedralicias de Mérida.

5.- “Templos y conventos”. La Catedral, las Monjas, la parroquia de Santiago, la Ermita de Santa Isabel o Nuestra Señora del Buen Viaje.

6.- “Palacios y casonas”. El Palacio de los Montejo del siglo XVI(un ensayo más extenso que la mayoría) pero también el Palacio Municipal de Mérida, del siglo XVIII y el actual Palacio de Gobierno, concluido en el siglo XIX. También el lector podrá encontrar una artículo sobre la casa de El Louvre.

7.- “Paseo, Teatro y Parque”.El recorrido nace en el Paseo de Montejo y continúa con dos artículos más sobre el Teatro Peón Contreras y el Parque de las Américas.

Cuando escribe, Renán Irigoyen sugiere, observa. Sobre uno u otro dato, sus afirmaciones son prudentes y cuidadosas: Sobre los arcos de Mérida “Tenemos la impresión que estos arcos son los únicos en todo el país”, “preguntamos pero todavía no hemos tenido respuesta”, “no hay noticia todavía de este tema”. Un estilo mesurado y discreto, que revela su interés y su curiosidad, vigente hasta sus últimos días.

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Sobre este libro, además, podemos comentar que su formato es cómodo en su tamaño para la lectura, que el idóneo papel “cultural” en el nombre lleva la fama, que la obra incluye imágenes monocromáticas con estampas de nuestra capital que ilustran El Palacio Municipal, San Cristóbal, La Ermita de Santa Isabel , el Arco de San Juan, La Catedral de San Ildefonso, El pórtico de la Casa de Montejo (por cierto de Desiré Charnay, 1884), La Iglesia del Jesús y la Iglesia de Mejorada. En la contraportada del libro hay un retrato del autor, firmado por Renán Mendoza.

De esta manera “Mérida, un lienzo en la memoria” no es solamente la reedición de un compendio de trabajos sino una mirada a un tiempo meridano y una mirada a la perspectiva de un hombre dedicado a esa preservación, al registro e investigación sobre esa Mérida y ese Yucatán que le tocó vivir. Nos acerca, más allá de la ya de por sí valiosísima preservación de la tradición, al acervo de la sensibilidad, las prioridades, las inquietudes, gozos y preocupaciones de un cronista del Siglo XX, con las nociones históricas de progreso y desarrollo en el pensamiento colectivo y la ideaposmoderna aún sin visibilizarse en nuestro medio de provincia.

Finalmente quisiera decir que agradecemosmucho el trabajo de lograr esta reedición hecha con manifiestos cuidado y pulcritud. Sugerimos la migración a ediciones electrónicas para su consulta y acceso universal en plataformas como Amazon e incluso librerías comerciales como Gandhi o quizá la española Casa del Libro.

Como tareas pendientes reflexiono que sería responsable emprender la articulación y gestión del apoyo necesario para favorecer eltrabajo de los cronistas vivos, labor no fácil aunque importante. Y también particularmente en el caso de don Renán procurar en su momento la publicación de su obra completa y su biografía integral.

Para concluir, solamente quisiera compartir una cita del último artículo del libro, titulado“Sobrevivencia de la Mérida romántica”, que alude a aquella ciudad, hoy ya difusa, pero que don Renán sí vivió: “Mérida vive y sueña con el tiempo y en el espacio. Su antigüedad y presente se dan la mano y conducen al visitante a un remanso de paz, bienestar y seguridad, como pocos rincones en el mundo pueden ofrecer”.